
Cuenta
Platón en el libro X de La República la historia de Alcino y el
mito de la caverna. Un hombre muerto que volvió del más allá para
decirnos qué vio a los del aquí y del ahora, los que permanecemos
en la cueva. “Después de abandonar el cuerpo, su alma caminó con
otras muchas por una pradera maravillosa”. Viene a hablarnos entre
símbolos y metáforas del reajuste y equilibrio que la justicia
impone a todos los seres y, como en un ciclo eterno, las almas eligen
una nueva vida de acuerdo con los hábitos de la anterior: “Siempre
que se elija sensatamente y de acuerdo con la elección, habrá una
vida dichosa y carente de males” (619 c). La noción de purificarse y reencarnar, y de salvación están presentes en los ritos mistéricos griegos.
Un pensamiento religioso, el griego, que brindaba a los iniciados una
experiencia espiritual, algo mucho más que imposible de aceptar hoy
en día. Después de dos mil años de una relación ética y legal
con lo divino: del yo cumplo y tú me das; del yo creo y ya veremos,
¿qué se puede esperar sino el vacío de un Dios desterrado? ¡Qué
sabio pragmatismo el de aquellos primitivos griegos! Y eran tan
“primitivos” que aún creían en los dioses, pues los filósofos
no se planteaban ni siquiera su existencia.
Hoy la historia de Alcino
pertenece al mundo irreal de los sueños, al de los mitos, a la
locura irracional de un vulgo primitivo que se atreve a experimentar
el inconsciente llamado “más allá”.
Sufrimos
las consecuencias platónicas de dividir la realidad en materia y
espíritu, de multiplicar sin necesidad las entidades cuando ya nos
bastábamos con las que tenemos. ¡Qué sabios los filósofos
presocráticos al pensar que el Todo lo gobierna todo a través de
todas las cosas! (Heráclito).Y qué lástima para quien no ha vivido
aquellos misterios y que ahora nos niegan hasta la posibilidad de
vislumbrar lo que pudo haber sido. Pero los paradigmas ideológicos
cambiarán de signo y los físicos nos abrirán la ventana de una
nueva metafísica, aunque sea la de la materia oscura, o la vuelta a
Delfos quien sabe.